LOBBY
El cese de Jiménez Aguilar en la CEOE no es efectivo
Diversos dirigentes empresariales andaluces elogian su labor al frente de la Secretaría General de la gran patronal española durante el último cuarto de siglo
IGNACIO MARTÍNEZ / MÁLAGA | ACTUALIZADO 27.09.2008 - 05:02La Junta Directiva de la CEOE del miércoles de la semana pasada no ha terminado. Está suspendida. Sigue abierta la grieta en la cúpula de la gran patronal española, provocada por el intento de destitución del secretario general de la organización, forzado por su actual presidente. Este ha sido el momento más tenso de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales en sus 31 años de existencia. Y tiene en vilo a no pocos dirigentes empresariales andaluces, consultados por este diario sobre la figura de Juan Jiménez Aguilar (1940), jiennense de nacimiento y malagueño de adopción, que ha ocupado el puesto de número dos de la patronal española durante 24 años. De baja por una angina de pecho sufrida durante la tensión de la semana pasada, Jiménez Aguilar convalece en su casa de Málaga. Pero todavía es legalmente secretario general de la CEOE y vicepresidente ejecutivo, con firma, aunque ha anunciado que dimitirá. El conflicto, más que de personas, es de modelo de gestión. Pero ha puesto de actualidad a un hombre que ha estado en primera fila del escenario público durante el último cuarto de siglo.
Jiménez Aguilar llegó a Málaga a hacer el servicio militar, donde se casó con María Ángeles Muñoz y se estableció en la ciudad. No había sido un buen estudiante en su juventud; sin embargo, ya casado y con familia hizo la carrera de Derecho en tres años. Había hecho sus pinitos empresariales en Jaén, en el negocio familiar de maquinaria agrícola de su tío Julio de Aguilar Azañón. Su primera iniciativa propia fue una tienda de discos en Málaga y más tarde fue director gerente de la empresa Anza, de cerámica para la construcción. Esta tarea le hace dirigente empresarial, en los conflictivos años de la Transición, como presidente de la asociación provincial del sector de tejas y ladrillos. Desde ese puesto llega a una de las vicepresidencias de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM). En paralelo abre un bufete y es cónsul de Italia. Otro de los vicepresidentes de la CEM en los primeros años de la organización, José María Flores, lo define como "un hombre habilidoso, que sabe andar en todos los escenarios, que dice lo que quiere decir y siempre se le entiende".
Antonio Carrillo, el actual secretario general de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), llegó a Málaga en 1976 con el último delegado de Sindicatos, Miguel Ángel del Río, para desmantelar el Sindicato Vertical en el que convivieron durante el franquismo empresarios y trabajadores. Carrillo afirma que "aquel jo ven abogado, con la cabeza muy bien ordenada y gran capacidad dialéctica" le causó muy buena impresión. Miguel Ángel del Río, recuerda que la Málaga de 1976 tenía una altísima conflictividad laboral, "con un potente radicalismo sindical, a la izquierda de Comisiones Obreras, y con una UGT casi inexistente". En un primer momento "los empresarios se sintieron huérfanos tras la desaparición del sindicato vertical y en aquel momento poca gente quiere comprometerse; entre esos pocos estuvo Jiménez Aguilar", apunta Del Río. La CEM se fundó en 1977. Su primer presidente, Manuel Martín Almendros se convirtió dos años después en presidente de la CEA, que fue fundada en Antequera, constituida legalmente en Torremolinos el 11 de julio de 1979, y tuvo su primera sede en Málaga, antes de trasladarla a Sevilla. El actual presidente de la CEA, Santiago Herrero, destaca el salto cualitativo que supuso para los empresarios fundar una organización regional tres años antes de que se pusiera en marcha la autonomía, con las primeras elecciones de 1982: "Hasta entonces los empresarios de Sevilla no habían tenido la necesidad, ni la inquietud de contactar con los de Córdoba o Almería". Entre los fundadores del nuevo modelo de organización patronal estuvo Juan Jiménez Aguilar, tercer presidente de la CEM tras Martín Almendros y Sánchez Pinilla.
La transición del sindicato vertical al modelo de libertad sindical, con la ley de 1977 y la crisis económica de la época, con tipos de interés e inflación por encima del 15%, provocó años de alta conflictividad laboral y la pérdida de millones de horas de trabajo por huelgas en toda España. Entre tanto se funda la CEOE como aglutinante de las grandes empresas y la Cepyme, como confederación de las pequeñas y medianas. Al principio no hay entendimiento entre ambas. Incluso hay un momento en el que la CEOE firma un acuerdo nacional con UGT y Cepyme lo hace con CCOO. Este divorcio era difícil de llevar desde las organizaciones territoriales. A Cepyme, presidida por Agustín Rodríguez Sahagún, se la consideraba cercana a la UCD. Las organizaciones empresariales provinciales habían estado entre los fundadores de la CEOE en 1977. La CEA, además, decide integrarse en Cepyme en marzo de 1982. Y envía a Madrid como representante de la patronal andaluza a Juan Jiménez Aguilar, quien un año después se convertiría en presidente de Cepyme.
Entre tanto, en Andalucía se había producido un escándalo político al intervenir la CEA en las primeras elecciones autonómicas de 1982 con una furibunda campaña contra la izquierda. El anuncio de una manzana socialista, carcomida por el gusano comunista, no asustó a la población ni impidió una amplia mayoría del PSOE y "quemó" a Martín Almendros, en opinión de Javier Ciézar, presidente de Asaja de Málaga y vicepresidente de la CEA en la actualidad: "Esta campaña fue fabricada en Madrid, en un momento en el que alguien pensó que la patronal podía convertirse en un lobby que repartiera influencias. Para recuperar la relación con la Junta de Andalucía recién elegida, y arreglar el problema de la manzanita, acudimos a los buenos oficios de Juan Jiménez Aguilar". La patronal española nunca más hizo campaña política. Aunque, eso sí, siempre ha hecho encuestas que tenían fama de acertar los resultados.
Para entonces, Jiménez Aguilar, que ya era vicepresidente de la CEA, e hizo la transición entre la presidencia de Martín Almendros y la de Manuel Otero Luna. Fue elegido presidente de Cepyme en 1983 y secretario general de la CEOE en 1984, cuando José María Cuevas sustituyó a Carlos Ferrer Salat en el cargo. Un dirigente empresarial andaluz de la primera hornada llegaba así a la cúspide de la organización patronal española. En donde se ha mantenido hasta ahora.
El desentendimiento entre el secretario general y el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, cooptado como sustituto de José María Cuevas hace un año, se ha producido por la diferente manera de entender la gestión de la organización patronal. "De hecho hay dos modelos: uno es ellobby, que funciona como un grupo de presión, y el otro es el modelo institucional, en el que la unión hace la fuerza", afirma Miguel Ángel del Río. En su opinión, el segundo era el estilo de la época Cuevas/Jiménez Aguilar. Se deduce que el primero es el de Díaz Ferrán, de formas más personalistas. "Hemos creado de la nada una organización fuerte, unida y sólida, con mucho trabajo, con equilibrios de dimensión empresarial, territorios y sectores; y eso es lo que ahora está en cuestión", sostiene Santiago Herrero, presidente de la CEA y el único de los vicepresidentes de la CEOE que estuvo en contra del nombramiento de Díaz Ferrán. "Hasta hace poco éramos un modelo de estructura organizativa, no sólo empresarial, sino de cualquier tipo y en la construcción de ese modelo ha sido importantísimo el papel de Jiménez Aguilar", añade Herrero.
El compromiso entre caballeros por el que José María Cuevas dejó su puesto a Díaz Ferrán ha sido muy criticado por algunos dirigentes empresariales, como Javier Ciézar: "Es una lástima lo que hizo el presidente Cuevas; el gran error de su vida, es como el cabezazo de Zidane en la final del Campeonato del Mundo de fútbol, empañar con un error una carrera impecable". Ciézar no oculta su admiración por Jiménez Aguilar, a quien considera un gran profesional y persona prudente en extremo: "Lo medita todo mucho y el único confidente que tiene es él mismo". Carrillo lo califica de "institución", y elogia su elocuencia y su capacidad de convicción, que ha sido esencial en las últimas décadas para reducir a parámetros europeos la conflictividad laboral española.
Durante este cuarto de siglo, Juan Jiménez Aguilar ha ido tomando notas de los acontecimientos que ha vivido y su memoria de la transición, en Andalucía y España será particularmente interesante de conocer. Pero antes debe recuperarse y se debería terminar la reunión de la Junta Directiva de la que se quedó en tiempo muerto el miércoles.
Jiménez Aguilar llegó a Málaga a hacer el servicio militar, donde se casó con María Ángeles Muñoz y se estableció en la ciudad. No había sido un buen estudiante en su juventud; sin embargo, ya casado y con familia hizo la carrera de Derecho en tres años. Había hecho sus pinitos empresariales en Jaén, en el negocio familiar de maquinaria agrícola de su tío Julio de Aguilar Azañón. Su primera iniciativa propia fue una tienda de discos en Málaga y más tarde fue director gerente de la empresa Anza, de cerámica para la construcción. Esta tarea le hace dirigente empresarial, en los conflictivos años de la Transición, como presidente de la asociación provincial del sector de tejas y ladrillos. Desde ese puesto llega a una de las vicepresidencias de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM). En paralelo abre un bufete y es cónsul de Italia. Otro de los vicepresidentes de la CEM en los primeros años de la organización, José María Flores, lo define como "un hombre habilidoso, que sabe andar en todos los escenarios, que dice lo que quiere decir y siempre se le entiende".
Antonio Carrillo, el actual secretario general de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), llegó a Málaga en 1976 con el último delegado de Sindicatos, Miguel Ángel del Río, para desmantelar el Sindicato Vertical en el que convivieron durante el franquismo empresarios y trabajadores. Carrillo afirma que "aquel jo ven abogado, con la cabeza muy bien ordenada y gran capacidad dialéctica" le causó muy buena impresión. Miguel Ángel del Río, recuerda que la Málaga de 1976 tenía una altísima conflictividad laboral, "con un potente radicalismo sindical, a la izquierda de Comisiones Obreras, y con una UGT casi inexistente". En un primer momento "los empresarios se sintieron huérfanos tras la desaparición del sindicato vertical y en aquel momento poca gente quiere comprometerse; entre esos pocos estuvo Jiménez Aguilar", apunta Del Río. La CEM se fundó en 1977. Su primer presidente, Manuel Martín Almendros se convirtió dos años después en presidente de la CEA, que fue fundada en Antequera, constituida legalmente en Torremolinos el 11 de julio de 1979, y tuvo su primera sede en Málaga, antes de trasladarla a Sevilla. El actual presidente de la CEA, Santiago Herrero, destaca el salto cualitativo que supuso para los empresarios fundar una organización regional tres años antes de que se pusiera en marcha la autonomía, con las primeras elecciones de 1982: "Hasta entonces los empresarios de Sevilla no habían tenido la necesidad, ni la inquietud de contactar con los de Córdoba o Almería". Entre los fundadores del nuevo modelo de organización patronal estuvo Juan Jiménez Aguilar, tercer presidente de la CEM tras Martín Almendros y Sánchez Pinilla.
La transición del sindicato vertical al modelo de libertad sindical, con la ley de 1977 y la crisis económica de la época, con tipos de interés e inflación por encima del 15%, provocó años de alta conflictividad laboral y la pérdida de millones de horas de trabajo por huelgas en toda España. Entre tanto se funda la CEOE como aglutinante de las grandes empresas y la Cepyme, como confederación de las pequeñas y medianas. Al principio no hay entendimiento entre ambas. Incluso hay un momento en el que la CEOE firma un acuerdo nacional con UGT y Cepyme lo hace con CCOO. Este divorcio era difícil de llevar desde las organizaciones territoriales. A Cepyme, presidida por Agustín Rodríguez Sahagún, se la consideraba cercana a la UCD. Las organizaciones empresariales provinciales habían estado entre los fundadores de la CEOE en 1977. La CEA, además, decide integrarse en Cepyme en marzo de 1982. Y envía a Madrid como representante de la patronal andaluza a Juan Jiménez Aguilar, quien un año después se convertiría en presidente de Cepyme.
Entre tanto, en Andalucía se había producido un escándalo político al intervenir la CEA en las primeras elecciones autonómicas de 1982 con una furibunda campaña contra la izquierda. El anuncio de una manzana socialista, carcomida por el gusano comunista, no asustó a la población ni impidió una amplia mayoría del PSOE y "quemó" a Martín Almendros, en opinión de Javier Ciézar, presidente de Asaja de Málaga y vicepresidente de la CEA en la actualidad: "Esta campaña fue fabricada en Madrid, en un momento en el que alguien pensó que la patronal podía convertirse en un lobby que repartiera influencias. Para recuperar la relación con la Junta de Andalucía recién elegida, y arreglar el problema de la manzanita, acudimos a los buenos oficios de Juan Jiménez Aguilar". La patronal española nunca más hizo campaña política. Aunque, eso sí, siempre ha hecho encuestas que tenían fama de acertar los resultados.
Para entonces, Jiménez Aguilar, que ya era vicepresidente de la CEA, e hizo la transición entre la presidencia de Martín Almendros y la de Manuel Otero Luna. Fue elegido presidente de Cepyme en 1983 y secretario general de la CEOE en 1984, cuando José María Cuevas sustituyó a Carlos Ferrer Salat en el cargo. Un dirigente empresarial andaluz de la primera hornada llegaba así a la cúspide de la organización patronal española. En donde se ha mantenido hasta ahora.
El desentendimiento entre el secretario general y el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, cooptado como sustituto de José María Cuevas hace un año, se ha producido por la diferente manera de entender la gestión de la organización patronal. "De hecho hay dos modelos: uno es ellobby, que funciona como un grupo de presión, y el otro es el modelo institucional, en el que la unión hace la fuerza", afirma Miguel Ángel del Río. En su opinión, el segundo era el estilo de la época Cuevas/Jiménez Aguilar. Se deduce que el primero es el de Díaz Ferrán, de formas más personalistas. "Hemos creado de la nada una organización fuerte, unida y sólida, con mucho trabajo, con equilibrios de dimensión empresarial, territorios y sectores; y eso es lo que ahora está en cuestión", sostiene Santiago Herrero, presidente de la CEA y el único de los vicepresidentes de la CEOE que estuvo en contra del nombramiento de Díaz Ferrán. "Hasta hace poco éramos un modelo de estructura organizativa, no sólo empresarial, sino de cualquier tipo y en la construcción de ese modelo ha sido importantísimo el papel de Jiménez Aguilar", añade Herrero.
El compromiso entre caballeros por el que José María Cuevas dejó su puesto a Díaz Ferrán ha sido muy criticado por algunos dirigentes empresariales, como Javier Ciézar: "Es una lástima lo que hizo el presidente Cuevas; el gran error de su vida, es como el cabezazo de Zidane en la final del Campeonato del Mundo de fútbol, empañar con un error una carrera impecable". Ciézar no oculta su admiración por Jiménez Aguilar, a quien considera un gran profesional y persona prudente en extremo: "Lo medita todo mucho y el único confidente que tiene es él mismo". Carrillo lo califica de "institución", y elogia su elocuencia y su capacidad de convicción, que ha sido esencial en las últimas décadas para reducir a parámetros europeos la conflictividad laboral española.
Durante este cuarto de siglo, Juan Jiménez Aguilar ha ido tomando notas de los acontecimientos que ha vivido y su memoria de la transición, en Andalucía y España será particularmente interesante de conocer. Pero antes debe recuperarse y se debería terminar la reunión de la Junta Directiva de la que se quedó en tiempo muerto el miércoles.
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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