Miércoles , 04-11-09
 Hubo una época en la que la movilización ciudadana supuso un pilar  clave en la arquitectura de la democracia. Eran otros tiempos, no muy lejanos,  en los que el tejido asociativo ejercía como contrapeso de un poder balbuciente,  al margen de consignas ideológicas. El estímulo participativo hizo posible que  se construyeran colegios donde no los había, o que se enterraran las vías del  tren con paladas de dinero público allí donde el rápido desarrollo urbanístico  había creado una suerte de «apartheid» ferroviario. La Transición se abrió paso  gracias a estos espontáneos impulsos colectivos.
 Aquellos tiempos pasaron ya a la historia. La democracia es hoy un  edificio sólido, y raro es el barrio que no cuenta con unas aulas cerca, aunque  las costuras del tren sigan cuarteando parte de la geografía urbana. Los avances  han sido tan profundos en apenas tres décadas que los antiguos esquemas de  participación se han quedado desfasados. Pero, inexplicablemente, la esencia de  esa vieja estructura permanece, porque a las instituciones les interesa tener a  unos sumisos interlocutores para pastorear con una derrama de subvenciones el  menor atisbo de disidencia.
 La anestesia social ha hecho que la toma de decisiones recaiga hoy  sobre una minoría de burócratas del asociacionismo. Las viejas plataformas  cívicas han dado paso a un poderoso «lobby» vecinal que trata de legitimarse  como portavoz de una ciudadanía desmovilizada. En aras de una falsa  representatividad, que la Prensa amplifica dándole ventanas de efímero  protagonismo mediático, el «lobby» obtiene posiciones de ventaja de su relación  directa con la autoridad. La identificación con la Córdoba oficial es tan  estrecha, que forma parte de ella y actúa como dique de contención de protestas.  Al punto de que sus dirigentes se embarcan, como una autoridad más, en  descarados viajes oficiales o recalan en empresas públicas como pago por sus  servicios mercenarios. El intento del Consistorio de emular el espíritu de Porto  Alegre naufragó porque la milonga de delegar los presupuestos en el pueblo  terminó siendo un pucherazo chovinista. Bastaba con que un bloque de vecinos  acudiera a votar a una asamblea para llevarse el ascua de las farolas a la  puerta de su casa
 A fuerza de manosearlo, la  participación ciudadana es hoy un concepto vacío de contenido, una suerte de  despotismo ilustrado donde los problemas de la gente han pasado a un plano  secundario. Lo realmente importante son los favores y prebendas que los  burócratas de las peñas y el «vecinismo» pueden obtener a cambio. Lo peor es que  muchas veces los consiguen, aunque nadie les haya otorgado el derecho a hacerlo  en nuestro nombre
 FUENTE: http://www.abc.es/20091104/cordoba-cordoba/lobby-vecinal-20091104.html
CONSULTEN, ESCRIBAN OPINEN LIBREMENTE
Saludos
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIMIENTO DE ONU
Renato Sánchez 3586, of 10 teléfono: 56-2451113
Celular: 93934521
SANTIAGO-CHILE
Solicite nuestros cursos y asesoría en Responsabilidad social empresarial-Lobby corporativo-Energías renovables. Calentamiento Global- Gestión del conocimiento-LIderazgo
CONSULTEN, ESCRIBAN OPINEN LIBREMENTE
Saludos
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIMIENTO DE ONU
Renato Sánchez 3586, of 10 teléfono: 56-2451113
Celular: 93934521
SANTIAGO-CHILE
Solicite nuestros cursos y asesoría en Responsabilidad social empresarial-Lobby corporativo-Energías renovables. Calentamiento Global- Gestión del conocimiento-LIderazgo