¿EN DÓNDE TERMINA EL CABILDEO Y EMPIEZA LA CORRUPCIÓN?
La vulnerabilidad del Congreso frente al poder de influencia de grupos de presión en el proceso de toma de decisiones a través del ejercicio del lobby o cabildeo.
¿ Por qué el interés en este tema?
La corrupción es una de las principales causas de pérdida de confianza de la gente en las instituciones públicas. En el caso del Congreso, el desprestigio no solo surge de los casos presuntos o reales de corrupción, sino de la percepción de la gente de que estos órganos de representación se encuentran “capturados por intereses privados” .
Los parlamentarios y las autoridades de gobierno toman constantemente decisiones que afectan intereses vitales de individuos, empresas, sindicatos, gremios y, otras organizaciones sociales. Para ello, necesitan recibir información detallada de los intereses afectados y conocer la opinión de las partes con el fin de tomar decisiones fundamentadas. Usualmente, esa información es suministrada por grupos de interés, a través del ejercicio de una actividad legítima como el lobby o cabildeo.
El Cabildeo o Lobbying según Carlos Díaz , es un proceso mediante el cual se busca alcanzar cambios específicos en políticas institucionales, en el que es posible involucrar a varias organizaciones e individuos, que generalmente es abierto y público, en el cual los grupos de ciudadanos hacen valer sus derechos para tratar de lograr cambios en la sociedad, en el que se recrea la democracia de manera integral, en el que se capacita a los ciudadanos para la influencia política. Es un proceso educativo porque se rescatan, tanto los saberes profesionales como los prácticos de los ciudadanos, se fomenta el trabajo de red entre grupos o instancias civiles, sociales y políticos y que no es fácil, es más bien difícil y de largo plazo. En términos generales el cabildeo es un proceso que implica investigar, llegar a consensos y negociar.
En cuanto a la importancia del cabildeo, el autor afirma que ésta recae en la posibilidad de proponer soluciones a problemas sociales, políticos y económicos, fortalecer el poder de las organizaciones de la sociedad civil, promover la participación democrática de los ciudadanos y buscar la solidaridad entre los ciudadanos. A continuación se explican cada uno de los aspectos detalladamente.
1. Proponer soluciones a problemas sociales, políticos y económicos por cuanto permite pasar de la queja-denuncia a la solución propositiva. Es decir, contribuye a desarrollar y potenciar la capacidad para dejar de ser parte del problema y constituirse en parte de la solución, al asumir de manera progresiva la corresponsabilidad en la implementación de políticas públicas, leyes o reglamentos, para así atender a fondo las necesidades de la población. Esto significa construir un nuevo marco social en el cual se respeten de manera integral los derechos humanos de los ciudadanos, se venza la cultura del autoritarismo, se erradiquen las prácticas de exclusión y de encubrimiento que siguen reproduciéndose en nuestra sociedad y se dejen de repetir los esquemas paternalista y corporativista por parte del gobierno para, de esta forma, lograr transitar a prácticas democráticas en la relación ciudadanía-gobierno y la voz de ambos tenga el mismo peso y la misma responsabilidad en su respectivo ámbito de acción.
2. Fortalecer el poder de las organizaciones de la sociedad civil porque el cabildeo permite contrarrestar las prácticas viciadas del gobierno y al mismo tiempo erigir una nueva cultura de participación ciudadana. En este sentido, contribuye a impulsar a las organizaciones sociales y civiles, para que éstas desarrollen mayor capacidad de incidencia en las esferas del gobierno, con la intención de que la ciudadanía y sus organizaciones aumenten su nivel de convocatoria y les permita influir sobre los principales actores que toman las decisiones.
3. Promover la participación democrática de los ciudadanos, donde el cabildeo, como instrumento de trabajo, enriquece y fortalece la democracia al trascender el ámbito formal de ésta (lo electoral) y fomentar su aspecto social (la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos), con el fin de desarrollar nuevas formas de relación ciudadanía-gobierno.
4. Promover la solidaridad entre los ciudadanos para enfrentar de mejor manera problemas comunes, al propiciar que sus voces y puntos de vista empiecen a ser tomados en cuenta. Todo esto a partir del ejercicio de sus derechos ciudadanos.
Sin embargo, dado que el término cabildeo alude a los esfuerzos por influir en el proceso legislativo (desde la presentación del proyecto hasta su votación, pasando por la consideración a cargo de las comisiones parlamentarias) y en las decisiones y políticas públicas por parte de grupos particulares a favor de sus intereses, las actividades de cabildeo han sido siempre objeto de sospecha por parte de la opinión publica, asociándolas a formas de corrupción o influencias indebidas por parte de grupos particulares de interés con mayor poder económico, político u organizativo, quienes utilizan este tipo de actividades como un instrumento de presión con lo que se deja de actuar al servicio del bien común para servir a intereses particulares o privados. Este problema de sospecha y falta de credibilidad se ve incrementado por la falta de reglamentación específica para su ejercicio.
En ese sentido, la dificultad comienza cuando tratamos de definir en qué momento la influencia de los más poderosos deja de ser una actividad aceptable y cuándo empieza a ser corrupción. ¿Es acaso por los métodos que se utilizan? ¿Tiene que ver con la financiación de la política? ¿Cómo participan los políticos en la acción de los poderosos? ¿Cuándo actúan, lo hacen pensando en el interés general o en los intereses particulares de ellos o de quienes representan? ¿Este conflicto de intereses se manifiesta cuando hay intereses directos de los políticos que se podrían ver afectados? O, ¿son los intereses que defienden para garantizar su posición económica, política o social los que generan el dilema? Es decir, ¿en dónde termina el cabildeo y empieza la corrupción?
Para tratar de dilucidar el tema es importante tener en cuenta el tipo de influencia que los grupos de interés podrían ejercer en la decisión de las autoridades públicas. Esta puede ser de tres tipos :
1. Un cabildeo regulado, como una actividad lícita y legítima en un contexto democrático, para cuyo ejercicio las reglas del juego son claras, se realiza de una manera explícita, pública y transparente y prevé, como contraprestación a los beneficios que el grupo de interés obtenga, la aplicación de una corresponsabilidad social de los beneficiarios que puede y debe ser verificada de manera concreta. (Por ejemplo una exención tributaria sustentada en compromisos de inversión que generen nuevos puestos de trabajo, o que fomenten las exportaciones, o el desarrollo tecnológico). Un cabildeo de estas características contaría con la legitimidad social y legal necesaria para su ejercicio.
2. Un cabildeo no regulado ni transparente, que beneficia de manera directa los intereses privados sin ninguna claridad sobre cómo estos particulares van a compensar a la sociedad por esos beneficios obtenidos. Este se hace sin ninguna transparencia ni sustentación pública y, aunque no es ilegal, promueve decisiones que tienen claros visos de ilegitimidad e inconveniencia ética.
3. Una influencia asociada a comportamientos ilegales, donde la decisión de favorecer intereses privados que no tiene ninguna contraprestación a la sociedad, va acompañada de la entrega de un soborno o cualquier otra prebenda de beneficio personal a los congresistas a cambio de la posición defendida.
Establecer el límite entre uno u otro comportamiento es muy difícil porque quienes ejercen la acción de lobby tienen, generalmente, todos los elementos para que toda ella se enmarque en la ley y para que parezca legítima. En la práctica las relaciones de poder enmascaran todo el proceso para legitimar las acciones argumentando que la nación entera y sus intereses están representados en las decisiones y que nada ilegal se ha cometido. Demostrar lo contrario es muy difícil o imposible por el tipo de investigación que habría que hacer, al ir en contra de los poderes establecidos y de sus recursos de poder (información, capacidad de investigación, capacidad de intimidación, manejo de medios de comunicación, asesoría legal y política muy calificada, entre otros). Por consiguiente, tratar de regular el cabildeo es una labor muy compleja que implica entender los aspectos sutiles de su ejercicio. Es decir, determinar la línea divisoria entre cabildeo y corrupción no es fácil.
Una primera aproximación nos permitirá establecer que el cabildeo deja de ser una actividad legítima ante la posibilidad de que la influencia de los grupos se de en función de los recursos financieros que poseen y no tanto de los argumentos que presentan para sustentar las posiciones, o cuando se emplea la amenaza de la fuerza ilegítima, o comienza con la oferta de prebendas o beneficios económicos de cualquier especie, como retribución al margen de la ley.
Sin embargo, la invitación es a abrir el debate público sobre este tema para ir avanzando en la calificación de los límites hoy difusos entre cabildeo y corrupción.
Lobbying, saludos Rodrigo González , blobbyingchile.blogspot.com
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